http://www.ramona.org.ar/node/40764
¿POR QUÉ ME DIBUJASTE ASÍ?
por
Juan Batalla
"Hay algo fatal en un
retrato. Tiene vida propia."
(El retrato de Dorian Gray, Oscar
Wilde)
Aunque nunca las hayamos
experimentado personalmente, conocemos a través del cine el sistema relacional
que configuran las multicitas, o speed dating. En ellas, con el marco de una
noche de bar, cada persona tiene algunos minutos para descubrir a quienes se
van situando enfrente.
¿Por qué
me dibujaste así?
chancea, ya desde el título puesto al encuentro, con la posibilidad de una
sorpresa para el retratado en torno al abordaje que otro artista haya realizado
acerca de él o ella. E imaginamos que las sorpresas no fueron pocas. Es
probable que aquel de quien no lo pensaban haya captado algo que reconoce lo
que está del otro lado de cada uno; y que se hayan encontrado afinidades y
también gestado furias, al modo de lo que sugiere la pregunta del título.
Un poco al modo de las mentadas
multicitas, dieciséis artistas se sentaron a lo largo de una mesa puesta en un
patio, para retratarse unos a otros, rápidos y furiosos. Calculando quince
minutos por retrato. Casi en silencio, con el fondo de rumbas que luego se tornó tecno cuando bandejeó para
los presentes DJ Mussa Phelps.
Manoamanos, a quemarropa se
urdieron las imágenes que fueron colgados en cordeles tensados a lo largo del
patio de este espacio de experimentación único por significación y método de
trabajo. Carlitos Baragli, su ideólogo, también formó parte de la troupe
retratista.
Luego llegaron los amigos y
público que asistieron a esta primera presentación de Manguruyú Project,
espacio nómade conducido por Mariano Soto y Dany Barreto.
Los dieciséis artistas que
formaron parte del encuentro son poseedores, ahora, de quince retratos
realizados por sus pares. Colección instantánea y peligrosa, ya que cualquiera
intuye que un retrato siempre conlleva alguna clase de pacto con mandingas,
casi más que con su autor. Por registro de un momento único, que certifica la
fugacidad de la vida orgánica, y testigo de la química que se establece entre
las personas, jamás repetible. He allí un desafío que el taimado tiempo venga.
Multiplicados
por quince, quizá en semejante número actúen como talismán aun más poderoso que
la pintura que realizó Basil Hallward para Dorian Gray. ¿Podrá abstraerse,
alguno de los dieciséis pasajeros de la cita, de formular un deseo a la luz de
sus retratos?
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