Estreno, sábado 4 de Agosto
Jueves a Sábados 21hs, Domingos 20hs
Centro Cultural San Martin – Sala AB
Sarmiento 1551
Imagen: obra de Jorge Macchi
¿Es
posible en estos tiempos inventar grandes ficciones que contengan lo que
imaginamos junto a sucesos reales de nuestras vidas y de las vidas de las
personas que conocemos? ¿Cómo influencia la historia de nuestras ciudades
nuestra propia historia? ¿Qué sucede cuando la ficción es puesta dentro de un
marco
temporal concreto? ¿De qué manera contar 10 años de la vida de una persona?
¿Cómo incorporar la Historia más reciente, sobre la que aún no se ha
reflexionado en exceso, a nuestras historias más excesivas?
Estas
son algunas de las preguntas que están en el origen de “El pasado es un animal
grotesco”.
Las
historias de cuatro personajes a lo largo de 10 años, desde 1999 hasta el 2009.
A través de fragmentos breves e intercalados se narran las vidas de cuatro
personas de Buenos Aires desde los 25 a los 35 años, el momento en el que uno
deja de ser quien cree que va a ser para convertirse en quien es, con el
ocasional marco de fondo de los cambios sociales y económicos de esos 10 años.
Algunas
de esas historias hacen foco en lo cotidiano y otras más en lo extraordinario,
algunas incluyen elementos documentales o autobiográficos y otras se sumergen
abiertamente en la ficción. A su vez cada historia se bifurca y ramifica en
pequeñas historias secundarias.
Se
trata de un intento de narrar una multitud de historias, a la manera de las
“novelas mundo” o los desmesurados relatos del siglo XIX, donde una ficción
desatada es contenida por un marco histórico y temporal preciso.
La
obra es actuada por sólo 4 actores. Encerrados en un disco giratorio que se
mueve permanentemente ellos solos emprenden la heroica tarea de narrar y
representar esa multiplicidad de historias, dando vida a docenas de personajes
y situaciones.
Una
“mega ficción” pero narrada con recursos escénicos mínimos.
Narrar
el pasado es como poner la voz en off que le de sentido a los fragmentos
dispersos de una película que se perdió para siempre.
En
la obra, sustentado en el esfuerzo épico de cuatro actores que narran y
representan una multitud de historias, el pasado se asoma como un animal
entrevisto en la selva de los sueños, un animal que cambia de forma cada vez que
lo recordamos, un animal grotesco.
Mariano Pensotti
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