Las 1000 y 500. Ideas en un aniversario, por staff SAUNA
Enlace directo a la revista SAUNA:
http://www.revistasauna.com.ar/02_24/05.html
Hago las cosas por entusiasmo y también porque a veces
reconozco un cauce en un lugar donde no está a la vista. Se torna físico.
Siento que por ahí me puedo verter, discurrir.
Ambas cosas me pasan con Sauna. Algunas de las notas que escribo aquí son
deliberadas, otras vienen de saber que hay un tema que por afinidad o contraste
está formateado para que lo aborde.
Me gusta que la revista, tomando elementos de lo que acontece mes a mes en el
ámbito de nuestras artes visuales, tanto apunte hacia esferas sutiles como
remueva zonas anquilosadas. A mí, particularmente, me sucede de encontrarme con
alguna frecuencia hablando de asuntos que rozan la política, reconozco que es
una matriz importante de mis dos años de Sauna. Casi nunca recibí directamente
comentarios negativos por hacerlo. Más bien todo lo contrario, aun de quienes
piensan diferente. Eso es alentador por estas épocas. Y cuando un artista me
manifestó su desacuerdo con lo que dijo uno de mis compañeros acerca de una
obra suya, le expliqué lo mejor que pude que esa crítica era un acto de amor:
estamos mirando lo que hacés, lo consideramos seriamente, no diremos lo mismo
si nos parece valioso que si no. Como también soy artista, es lo que espero que
suceda cuando yo exhibo algo.
Ojalá alguien perciba lo que hicimos hasta aquí como un aporte, aun con
nuestros errores y baches. Siento que un hijo valioso que dejamos es
nuestro concurso de textos anual, que promueve nuevas producciones de gente
experimentando con la palabra, las ideas y las artes visuales.
***
“Lo que ayer tuvo sentido, hoy no lo tiene”, dice Ray Barko, el caprichoso y
egocéntrico artista estrella de la películaUntitled, una suerte de
parodia de Damien Hirst, que, finalmente, muere aplastado por una de sus
propias obras: una vaca embalsamada con collares de cuentas de colores.
El mundo del arte contemporáneo aparece lúcidamente plasmado en esta genial
película de Jonathan Parker, cruda radiografía de hasta los más remotos e
internos tendones y ligamentos de éste medio. Allí todos son pretenciosos, pero
a la vez tienen una innegable porción de razón; todos triunfan, todos
fracasan, todos son sinceros y todos son un fraude. La realidad dura un tris
tras, en lo bueno y en lo malo, ya que cuesta recordar lo que ocurrió ayer, en
este nuestro mundo hiperinformado con un click.
Vengo del ámbito de las disciplinas que estudian lo histórico, donde las
verdades y las direcciones interpretativas ya están dadas –aunque sean muchas,
diversas y siempre renovables- por el simple hecho de formar parte del pasado.
Por eso, lo que más estimulante me resulta de trabajar con arte contemporáneo
es que es un organismo vivo y en pleno proceso de construcción. Atravesado
constantemente por debates, por hipótesis que se anulan unas a otras; teñido de
subjetividades que parten tanto desde la arena político-ideológica hasta de la
más prosaica carnalidad.
Con SAUNA empecé mi buceo –informal, pero sistematizado y concienzudo- en las
aguas del arte contemporáneo. Hace ya dos años. Y hoy no me dan ganas de
dejarlas: las corrientes submarinas que la atraviesan infunden vitalidad,
fuerza creadora y la excitante ansiedad que genera la hoja en blanco.
***
24 meses en SAUNA, 24 números, 24 tapas, 24 entrevistas, cientos de textos,
miles de muestras, millones de encuentros y desencuentros que marcan un espacio
y un tiempo donde el deseo y el amor conviven las 24 horas en el mundo de las
artes visuales. La independencia de la revista y de cada uno de los seis saunos
nos permite meternos donde más nos interesa, sin problemas. El problema está en
que ahora tengo 1500 caracteres para decir que veo una caída pronunciada de las
artes visuales (artistas, obras, gestores, galerías, coleccionismo, curadores,
ferias, becas, premios, instituciones, educación, gobierno, etc, etc.). En este
momento prevalece en mi una mirada negativa porque creo que estamos viviendo
bulímicamente: consumimos, no digerimos y vomitamos, ya es casi una adicción.
Comer y vomitar. Provoca una sensación de placer rápido, egoísta, superficial,
mentiroso. Muchas muestra para ver, mucha producción, muchos artistas, mucho de
todo, y poco o nulo mercado. Cada vez menos coleccionismo, las instituciones frenadas
hacen poco, los directores están en la mira, las galerías cierran, las que
quedan se les hace muy difícil sobrevivir, los artistas se ven obligados a
generar espacios, revistas, eventos, etc, en lugar de producir obras. Víctima y
victimario son uno mismo, el medio, no hay un culpable. La bulimia provoca un
cuerpo y cabeza poco saludable, débil y mezquino.
Esta visión que tengo hoy no me gusta y no es la idea con la que se fundó la
revista pero no nos queda más que poner el cuerpo y salir a lo que nos toque.
El futuro será mejor, distinto, hay que buscarlo. Y SAUNA estará ahí.
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Hacer un balance puede ser de lo peor, más si lo hacemos en septiembre. Si bien
estamos de festejo, copa en mano cual típico diciembre, lo que estamos
celebrando aquí es la vida que nosotros mismos dimos a luz, o que creamos a lo
Frankenstein, y en estos casos resulta siempre difícil delimitar objetivamente
el camino transitado y las expectativas futuras. Resulta difícil porque somos
unos padres primerizos muy orgullosos de su bebé freak que con solo dos años se
montó al mundo del arte en un huevo, así como en el corazón a fuerza de coraje.
No escapamos a la endogámica manera de ser que tiene el arte y sus hacedores,
porque somos eso de lo que hablamos. Edición tras edición, pensamos el balance
y quizá por eso nos cueste hacer otro más, el balance de nuestros balances
puede ser innecesario, excesivo, aunque seguramente sea sí, celebratorio.
La exigencia de evaluarlo todo ya está dada por sentado en nuestro hacer. Le
damos vuelta a todo hasta que agotados logramos que esas ideas que están en el
aire –y que por osmosis las incorporamos a nuestro ser- sean transpiradas luego
en el Sauna. Tal vez a todos les pase lo que a mí, que al finalizar cada texto
me pregunto porqué lo hago; pregunta sin una sola respuesta cierta, aunque sí
con muchas posibles. Lo que claramente está a la vista es la necesidad de
agitar las aguas calmas, revolver lo que está quieto para saber si la
consistencia es buena. Es un acto de responsabilidad que se traduce en
masoquismo, porque no escapamos a lo que juzgamos –para bien o para mal-.
Porque estamos embarrados, es que en la batalla de las ideas todos nos
salpicamos, hay que gozarlo para que quede claro que todo esto además de ser
muy serio es un juego.
***
Me aburre el chisme, prefiero hablar de mí, del interlocutor, del artista
resucitado. A decir verdad, los chismes de los artistas resucitados me gustan
mucho. Sobre todo si los autores pertenecieron a sus círculos, si fueron a los
mismos bares, si compartieron amantes. El chisme solo me interesa como género
literario. Los comentarios maliciosos, solapados, sirven como retratos, no solo
de sus víctimas, sino de los victimarios. El arte del buen chismoso requiere de
gran habilidad para recortar la realidad y retorcerla con estilo, exhibirla
al detalle y tratar de que la invención guarde suficiente verosimilitud
como para que sea creíble. Es necesaria también una cuota de morbo para atrapar
a la audiencia y un par de guiños picaros para hacerla cómplice. Nada que no
haga la prensa amarilla, acaso, ¿podríamos entender la Argentina sin las
placas de Crónica TV y las tapas de revista Gente?
Sauna surgió en 2010, cuando ya había pasado el temblor de la gran crisis, y en
el mundo del arte se sentía el recambio de la década. Muchas instituciones
habían caído, otras se refundaban y otras tantas seguían tambaleando. Nos
impulsó la idea de contribuir al debate. No cuchicheamos. Hablamos en voz alta,
en caliente, con nombre y apellido. El combate es cuerpo a cuerpo, como en
Fharenheit 451, los papers arden,los títulos quedan reducidos
a cenizas, no hay billete que valga. No es fácil sostener las imposturas,
la experiencia puede ser asfixiante. Las miserias del vecino, las
anécdotas de alcoba, los chanchullos del gobierno no son los temas que más nos
interesan, pero en un campo que no para de expandirse, termina por
interesarnos todo. Tratamos de ser honestos. Cuidamos los modales. Y nos
sacamos las ganas de decir lo que queda escrito. Después de cada sesión, créanme,
volvemos a casa livianitos como animales.